El séptimo hombre en una sala de siete personas toma la palabra, la sala en completo silencio, escucha atentamente su relato, comienza contando sobre su origen, en un pueblo costero, donde nació hacia unos 55 años. Allí vivía con sus padres y su hermano, y en la casa del junto su mejor amigo y hermano de corazón, K.
K, era un niño con un corazón dulce y noble. Un día un huracán azotó la pintoresca región costera, llevándose con ella mucho más que unos cuantos escombros.
Justo cuando el huracán se encontraban en su momento de paz (el ojo), K y el séptimo hombre se encontraban en la playa, contemplando el paisaje mas hermoso que habían visto juntos, pero no duró mucho, esa paz solo trajo consigo una tragedia irremediable. Después de un gruñido casi irreal el séptimo hombre vio como se avecinaba la tragedia frente a sus ojos, una ola gigante se tragaba a su amigo. Sin piedad, el mar le había arrebatado lo que más quería, su amigo incondicional.
Tiempo después del suceso el séptimo hombre se mudó a la ciudad natal de su padre, donde era su residencia actual.
La perdida de su amigo lo marcó, hasta el punto de paralizar su vida. Las pesadillas eran recurrentes, no dejaba de pensar en su amigo entre las olas, queriendo llevarlo por no haberlo advertido y así salvar su vida también.
Pero solo con un paquete que envió su hermano de sus pertenencias de niño esto cambió, dentro venían unas pinturas hechas por su amigo K, y en ellas llevaba todo su talento y su espíritu. Con ellas el séptimo hombre encontró fuerzas para volver a su pueblo y deshacerse de sus fantasmas y de sus miedos, recordar que K solo tenia amor en su corazón y en aquel tenebroso momento en el que lo vio entre las olas, K solo buscaba despedirse.
Y así desapareció el miedo.
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